La lección inesperada de buscar pareja por Internet

Hace algún tiempo probé utilizar cierta web para buscar pareja. La verdad es que la experiencia fue bastante decepcionante por lo que decidí no renovarlo.
Sin embargo, me encontré con la sorpresa de ver un cargo en la tarjeta por la renovación del servicio.
Me quejé a la empresa y le indiqué que había seguido los pasos para darse de baja, tal como aparecían en su página, y aún asi no atendieron a razones. De hecho su lenguaje en todo momento fue el de intentar implantar la idea de que me había equivocado. Puedo hablar abiertamente de esto, porque todavía guardo los correos de la empresa y algunos son dignos de estudio, y para mostrar cómo de forma continuada se puede intentar crear la inseguridad en el otro, simplemente afirmando que lo ha hecho mal (aunque lo haya hecho correctamente).
Es interesante ver como una empresa puede modificar la verdad sin ninguna vergüenza, y encima descubrir que la parte probatoria del consumidor es tan solo la recepción de unos correos electrónicos.
Aún así, consulté qué podía hacer.
La respuesta me resultó aún más sorprendente: Debía ir a la policía y presentar una denuncia. Luego llevar la denuncia a la entidad de la tarjeta para que atendiera la reclamación.

Entonces pensé en cómo sería la situación de presentar la denuncia. Ir a comisaría, y contar a un desconocido algo que debería quedar en el ámbito de la vida privada.
Ese desconocido por muy funcionario o profesional que fuera tendrá sus pensamientos y pasarían a evaluar esta faceta de mi vida y por extensión a la persona que tenía delante.

Luego llevaría la denuncia a la entidad que lo registraría, y quizás con suerte recuperaría el dinero.
Al final no decidí realizar la denuncia, no quería que quedara en un registro algo que iba a juzgar mi vida personal.

Reflexioné entonces en las personas que tienen que ir a denunciar sobre algún hecho de la esfera privada, lo que suponía contar lo que ha ocurrido, y pensar que mientras lo relata, habría personas que estarían haciéndose una idea del tipo de persona que es. Como si estuvieran evaluando su vida, juzgando a la persona que llega, y no el hecho que se está contando.
Entendí a las personas que no daban el paso de ir a presentar una denuncia, entendí que los que hacen ruido alrededor animando a denunciar no tenían ni idea de lo que suponía todo esto. Sólo ven el delito, pero se olvidan del «juzgar», de la «mirada» del otro con sus pensamientos, de los comentarios que hemos visto en periódicos o en Redes Sociales.
Como si el hecho de poner sobre la mesa algo fuera motivo suficiente para sentir esa mirada de desaprobación o se levantara la veda para juzgar los valores de una persona, diseccionarla, chismorrear sobre partes de su vida que en otro momento ni se habían planteado.

Foto: Couples
Fuente: https://www.flickr.com/photos/130461777@N07/15868782713/
Autor: Wyatt Fisher
Licencia: CC BY-SA 2.0

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